El éxito del Sistema Español de Donación y Trasplante no solo se basa en su elevada actividad de donación, sino también en la calidad de los procedimientos y sus buenos resultados postrasplante. Y la innovación juega un papel fundamental en ello. Una técnica de preservación de órganos diseñada en España y utilizada en diversos países europeos en la donación en asistolia controlada, reduce la necesidad de diálisis en los receptores de un injerto renal durante la primera semana después del trasplante y mejora la supervivencia del órgano trasplantado al cabo de un año. Así se desprende de un amplio análisis retrospectivo y multicéntrico que han realizado la red de trasplantes española, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Fundación IMAS, y que se acaba de publicar en la prestigiosa revista American Journal of Transplantation.
En este tipo de donación, el cese de flujo sanguíneo a los órganos tras el fallecimiento (isquemia caliente) produce daños celulares que pueden comprometer su viabilidad y funcionamiento después del trasplante. Por ello, es importante reducir el tiempo que transcurre desde que se certifica la muerte del donante hasta que se extraen los órganos para trasplante y/o aplicar técnicas que minimicen los daños celulares que causa la isquemia.
El estudio que ahora presentan la red de trasplantes española, la ONT y la Fundación IMAS permite concluir, por primera vez, que la PRN mejora los resultados del trasplante renal de donantes en asistolia controlada en comparación con la extracción súper-rápida. En concreto, la PRN se relaciona con una menor incidencia de retraso en la función del injerto, lo que significa que es menos frecuente la necesidad de diálisis durante la primera semana posterior al trasplante. Más aún, la supervivencia del injerto renal un año después del trasplante también es superior cuando se utiliza la PRN.
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