Crece el riesgo de piedras en el riñón en verano: así puedes prevenir su aparición

Una buena hidratación es la medida preventiva más importante

Las piedras en los riñones son trozos de un material sólido similar al de una piedra, que se forman en uno o ambos riñones cuando hay niveles altos de ciertos minerales en la orina. El nombre técnico es cálculo renal o nefrolitos.

Se trata de una afección frecuente. Según cálculos de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), afecta aproximadamente al 5-10 % de la población antes de los 70 años de edad. Y puede llegar a repetirse. De hecho, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) estima que tres de cada cinco personas tendrán un nuevo cálculo renal en menos de 10 años.

Un cálculo renal puede no causar síntomas hasta que comienza a desplazarse por el riñón o hasta que pasa por el uréter. En ese momento, se pueden experimentar los siguientes síntomas: dolor intenso en la zona de las costillas; dolor que se extiende hacia la parte inferior del abdomen y hacia la ingle; molestias al orinar; orina de color rosa, rojo o marrón; orina turbia o con olor desagradable, náuseas y vómitos; necesidad constante de orinar; y fiebre y escalofríos si existe una infección.

El verano crece el riesgo de desarrollar piedras en el riñón, sobre todo por la falta de hidratación. «Es muy importante que la cantidad de orina sea elevada para disminuir la concentración de estas sales disueltas y, por tanto, la probabilidad de que las sales se acumulen, se agreguen y precipiten. Cuando bebemos poco y sudamos mucho, situaciones que se dan más en verano, tenemos menos agua en el organismo. Con ello, el riñón intenta ahorrar agua, y la orina nos sale muy concentrada, muy amarilla. Debemos conseguir que, en general, nos salga clara», explica en una entrevista con Infosalus, la presidenta de la SEN, la doctora Patricia de Sequera.

La clave: una buena hidratación

Una buena hidratación es fundamental. De hecho, la SemFYC asegura que es la medida preventiva más importante. Por su puesto, hay que cumplir con el objetivo de beber más de 2,5 litros de líquido al día (unos 12 vasos), preferiblemente agua o zumos de fruta. Y aumentar esa reposición en situaciones que aumente las pérdidas: calor, ejercicio, enfermedades o durante el trabajo. No hay que desfallecer, al menos hasta conseguir una orina casi transparente.

La dieta también puede ayudar a prevenir la aparición de piedras en el riñón. Los especialistas españoles apuestan por moderar el consumo de sal, carne, café y bebidas que contengan cafeína, así como el té y el cacao. El resto dependerá del tipo de piedra que se haya formado. Por ejemplo, si estamos ante una piedra de oxalato de calcio, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) sostienen que se deben evitar los siguientes alimentos para reducir la cantidad de oxalato en la orina: nueces y productos de nueces o frutos secos, cacahuetes, espinacas o salvado de trigo.

A pesar de que siempre se ha aconsejado lo contrario, estos especialistas recuerdan que actualmente no se aconseje restringir el consumo de calcio en la dieta (leche y derivados), porque puede aumentar el riesgo de formación de cálculos.

Mantenerse activo

Esas medidas se pueden cumplimentar con muchas otras. En concreto, las autoridades sanitarias aconsejan hacer ejercicio de manera regular, evitar el estreñimiento y evitar la ingesta de medicamentos que favorezcan la formación de piedras.

Fuente: Federación Nacional ALCER

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